27.7.06 

ROCKY BALBOA

Como todo buen cinéfago (de sentimiento, no de conocimientos) que se precie, no me da vergüenza admitir que puedo disfrutar tanto o más viendo Society que Casablanca (aun a riesgo de perder toda mi credibilidad ante mi limitado número de lectores, pero ante todo busco que sepan con quien están tratando)


Por esa misma razón no puedo callarme que estoy deseando que estrenen ya Rocky Balboa, o lo que es lo mismo, Rocky VI. Ya sé que muchos cinéfilos redomados* (*la segunda acepción) que se creen muy In por haber visto dos películas de Kim Ki Duk y decir que Jackie Brown es una mierda (pero sin embargo desconocen que Stallone ostenta dos nominaciones a los oscars) dirán que esa saga es pura bazofia y que como mucho sólo se salva la primera. Bueno, no seré yo quien les quite algo de razón pues es bien sabido que alguna escena de alguna de las partes flojea bastante, pero también es cierto que si tomamos las cinco entregas como una única historia nos queda una saga bastante completa y entretenida.


La primera parte, Rocky, es posiblemente una de las mejores películas, no sólo de boxeo, sino deportivas que se han hecho jamás. En ella, Stallone interpreta magistralmente a un humilde chico de barrio (trabajo por el que obtuvo una de las nominaciones a los oscars) que debe superarse a si mismo para conseguir sus objetivos. Al final no consigue ganar el combate, pero el corazón de todo aquel que la ve no puede reprimir encogerse con el coraje del potro italiano. Ésta es la más dramática de las cinco, y el guión lo firma el mismo Sylvester (por él recibió su segunda nominación, aparte de obtener la película tres estatuillas: Película, Director y Montaje)


La segunda, más floja, también tiene una considerable carga dramática sin llegar al nivel de la primera, carencia que se suple con más escenas de acción. Ésta, como todas las siguientes, además de escribirla él también la dirigió.


A partir de la tercera, Rocky película y Rocky personaje entran en barrena, situación por la que desde entonces la saga entró en desgracia y decir cosas buenas de ella era un sacrilegio en algunos círculos de entendidos faltos de personalidad. Aquí el bueno de Sly convierte al cateto italiano en una atracción de feria, incluso introduce a Hulk Hogan (quien sabe si para ganar público de otras artes de lucha) haciendo un papel. Curiosamente Hogan también salió en el Equipo A, serie que lanzó a la fama a Mr. T, el otro protagonista de la peli, que vence a Rocky al que no le queda más remedio que entrenarse con su amigo y antiguo rival Apolo. En ésta entrega las escenas de acción superan claramente a las melodramáticas (aquí entra el tema franquicia de la serie, Eyes of tigre de Survivor), aun así, los fieles a la serie no podemos más que recordarla con ilusión y cariño.


Entramos de lleno en la guerra fría y eso se deja ver en la cuarta entrega. EEUU vs. URSS, o lo que es lo mismo Rocky Balboa contra Ivan Drago, el personaje más malo de toda la saga. Aquí el simpatiquillo de Apolo le busca las cosquillas al encefalogramaplano Drago, que no entiende sus burlas ni su show, cogiéndoselo de tan mala manera que acaba matándolo. Sí, uno de los momentos más tristes del culebrón (más triste todavía que el cuñado de Rocky, pero eso es otra historia) Ya tenemos la excusa perfecta para desear que el capitalismo triunfe sobre el comunismo, aunque si eres capaz de olvidarte de ese tema y centrarte únicamente en el aspecto visual, la película no está mal del todo, sobre todo las escenas de luchas y entrenos, que están muy conseguidas, volviendo a repetir la fórmula (Éxito=Escena de acción + Tema Eyes of tiger)


Y llegamos al triste final, no me refiero al argumento, sino al resultado. Lo cierto es que la quinta parte no la recuerdo muy bien, pero me niego a hacer un copiapega (aunque sea mentalmente) y comentaré lo que recuerdo. Rocky está retirado y entrena a un chico que le convence para ello. El chico se convierte en campeón del mundo y se vuelve un imbécil. Rocky se enfunda de nuevo los guantes y acaba derrotándolo. Aquí aparece el hijo del púgil, un chavalillo macarrilla que pone más problemas (si cabe) al bueno de Balboa.




En fin, que supongo que Stallone se quedo con tan mal sabor de boca como la mayoría de los fieles al serial y quería poner la guinda al pastel. En breve llegará la esperada por muchos sexta parte, y esperemos que pueda colmar nuestras expectativas. Aquí tenéis el trailer promocional.






Pd: A decir verdad sólo he visto Society una vez y fue hace 12 o 13 años, ignoro que sensación produciría en mí su visionado en mi estado de madurez actual.

16.7.06 

AHORITA VUELVO

Pues eso, que estoy sin internet, he sido víctima de un error muy clásico. El más famoso es no mezclarse en una guerra de conquista en Asia, aunque sólo ligeramente menos conocido es este: Nunca luches contra un siciliano cuando la muerte está al acecho.
Ahora ambos han sido superados por el de: Nunca te cambies a Ono si aprecias tu conexión (más cara pero más profesional) de Telefónica.

Espero que dentro de poco pueda seguir comentando vuestros posts. Mientras tanto, aquí os dejo un juego para que podáis continuar disfrutando en mi hamburguesería.







Pd: ¿A qué te refieres Folken con lo de la plantilla?

1.7.06 

AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS

Entre mediados y finales de los 80 el mundo vio como dios metía la mano en un partido de fútbol y daba el mundial que todo mago del balón merece al pelusa, asistimos al nacimiento de un tema estridente que hizo las delicias de las mozas y mozos de la epoca, The final countdown de los peludos Europe; y vimos morir, entre otros, al último gran genio del que se tiene constancia, Dalí.



En esa época, los chavales como yo, aparte de prestar atención en mayor o menor medida a acontecimientos similares a los mencionados, intentábamos pasárnoslo de puta madre. Los había que disfrutaban pegándole patadas al balón (otros optaban por pegarle las patadas a sus semejantes), los que disfrutaban tirándose por los suelos jugando a Rambo o a indios y vaqueros, los que perseguían a las niñas y los que hacían todo a la vez.

A mí personalmente por aquella época me gustaba todo (menos lo de perseguir a las niñas), y aunque no podría situar algo por encima del resto, en esta ocasión voy a hablaros de las pillerías, aquellas pequeñas cosas que podías hacer al margen de la ley sin necesidad de hacer daño o perjudicar a nadie (o a casi nadie)

La mayoría de las ilegalidades las cometía cuando bajaba a Barcelona y me juntaba con mi primo, que a la vez se juntaba con lo más granado de Sant Adrià y alrededores, chavales procedentes de familias desestructuradas con horas y horas por delante y nada más que ganas de pasarlo bien para ocuparlas. La mayoría fumaban, tenían navajas balisong, que sólo usábamos para practicar acrobacias (todavía mantengo una gran destreza con ella), y se conocían todas las artimañas para que la vida les saliera más barata que al resto de la gente.



Uno de nuestros pasatiempos favoritos era ir hasta la parada de metro de La Paz, y aprovechando que el arquitecto cometió una gran cagada colocando la garita casi de espaldas a la entrada, colarnos para pasarnos horas y horas circulando por el subsuelo de la ciudad: llegábamos al final de una linea, hacíamos transbordo para pasar a otra y así sucesivamente hasta que el olor peculiar del metro se te incrustaba en el olfato.

Para podernos colar en los autobuses y otras paradas de metro normales, usábamos una tarjeta de multiviajes, esas de cartón que cada vez que eran utilizadas la maquina le añadía una muesca hasta agotarla; que habíamos abierto por el medio para colocar una hoja de afeitar en el lugar donde la maquina picaba, que engañada dejaba la barrera abierta para que se pudiera pasar.



Pero no todo lo perpetre en Barcelona. En un centro comercial a escasos diez minutos, una doble vía de tren de cercanías y dos autopistas de donde yo vivía, había una gran superficie llamada Continente que ahora es ocupada por un Carrefour. Allí mi hermano y yo fuimos especialmente crueles, pues nos conseguimos la colección entera de los G.I. Joe, material que debe estar pudriéndose en el fondo de un cajón de uno de mis numerosos primos. Allí he visto a chavales pasar monopatines y pelotas de fútbol rodando por delante de la cajera sin darse cuenta, aunque aveces eran sorprendidos y tenían que salir corriendo, práctica que nunca me gustó ya que yo tenía que trabajar sin riesgo de ser descubierto, rehuyendo el “enfrentamiento” directo.

Otro de nuestros logros consistía en ir a las antiguas cabinas de Telefonica, de esas que tenían una palanca para colgar el auricular y, como antiguamente no era necesario meter dinero para marcar, al descolgar la otra persona, tirábamos de la palanca tres veces seguidas a una velocidad determinada (ni muy rápido ni muy lento) y conseguíamos hablar con la otra persona gratis.

Trucos así los había a montones, como el de echar dinero a una máquina expendedora de refrescos y darle sucesivamente a dos botones a la vez para que salieran ambas latas. O el de atar un hilo a una moneda de quinientas, meterla en una maquina de tabaco, dejarla resbalar hasta escuchar el “clic”, elegir el tabaco y soltar el hilo para que te devolviera la moneda y el cambio.

Recuerdo tardes enteras jugando a la magnífica recreativa de “Wonderboy” ya que cuando te mataban, al llegar la cuenta atrás a cero, dándole a unos botones haciendo un juego adecuado con el mando, volvías a empezar sin echar dinero.

Todas estas artimañas que hacían la vida más divertida sospecho que se han perdido, ya que la gente que las descubría, seguramente personas con poca faena y mucho tiempo libre, ya no lo emplean en hacer cosas útiles, sino que lo utilizan en hacer blogs.



Y para acabar pido disculpas a todos aquellos que han llegado hasta aquí pensándose que iba a hablar de aquella maravillosa serie de los ochenta cuyo nombre titula este post. Para todos vosotros, aquí os dejo un vídeo que seguro que disfrutaréis.



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