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Eso sería en un mundo perfecto.
En un mundo perfecto, Diego hubiera sido sólo un tipo que se divertía jugando con un balón.
Ni más ni menos.
Hoy, y sin que sirva de precedente, hablaremos de cultura. Para empezar me remontaré a la semana pasada, cuando buscando en mi biblioteca el libro con el que iba a sustituir el interminable La sombra de Poe (lo he empezado dos veces y ambas ocasiones lo he dejado al final del primer capítulo) me topé con esta maravilla que leí hace unos meses.
Uno, tanto mirando en la web de Bibliopolis como la contraportada del tomo, se puede hacer una idea de que trata el libro así como de su argumento, pero lo que no se puede imaginar de ninguna manera (básicamente porque quien te vende el libro siempre te lo adorna en demasía) es que lo que tiene entre manos es una obra maestra.
El último anillo está ambientado en la Tierra Media de (todos en pie y con el sombrero en el pecho) Sir John Ronald Ruelen Tolkien, y es vendido como la historia de la guerra del anillo contada por los orcos. El porque de esta vuelta de tuerca es bastante lógico, como todo el mundo sabe la historia la escriben los vencedores pero, ¿es siempre fiel a los hechos? Aunque no os confundáis, cuando digo que es vendido como la historia del anillo desde el punto de vista orco puedo llevar a equívocos, pues es fácil imaginarse que lo que hace Kiril Yeskov es contar lo mismo que el Maestro pero dándole la vuelta. Nada más lejos de la realidad, lo que hace es escribir una historia totalmente independiente, ocurrida después de la supuesta destrucción del anillo único, y aunque cuenta la vivencias de unos entrañables, magníficos e insignificantes personajes que tienen la responsabilidad de cumplir una misión muy importante, en realidad tanto la trama como el trato de la narración no tienen nada que ver con “El señor de los anillos”. ¿Es eso posible? ¿Es posible cuestionar a Tolkien (más concretamente su mundo) y salir vivo del intento? Creo que sí, de hecho Yeskov lo consigue con gran maestría.
Hablemos de lo que hay entre las tapas. No tengo claro porque es, tal vez por cuestiones de licencias, el caso es que los nombres de las ciudades, regiones, ríos, personajes (en definitiva todo); están modificados. Algunos se adivinan enseguida, otros cuestan más, pero contándoos esto es fácil descubrirlos (tener un mapa de la Tierra Media y los libros del señor de los anillos al lado también ayuda bastante). Otro dato que despista mucho, demasiado, es que se da a entender que los orcos (aquí llamados orocuenos) son humanos, aunque eso es algo que nunca acaba de quedar demasiado definido.
Ya he dicho que la trama empieza poco después de la guerra del anillo, y cuenta las vivencias de unos orocuenos inmersos en unos acontecimientos que no pueden controlar, envueltos en una vorágine de situaciones, a cual más imposible de superar, con el fin de lograr su objetivo. Sé que soy muy ambiguo en mis explicaciones, pero es mejor no tener ni idea de que va el libro, pues se disfruta mucho más. En definitiva se trata de un libro excelente, muy emocionante y emotivo, que guarda más parecido con una novela de espías que con un libro de fantasía medieval, con un sentido del humor excelente (sobre todo cuando habla de situaciones y personajes conocidos por todos) totalmente recomendable a los amantes del universo Tolkien, a los que disfrutan de la fantasía y a los que les gustan las novelas de intrigas donde nada ni nadie es lo que parece.
Esto es todo amigos, no le digáis a nadie que en ocasiones leo libros y yo no diré que visitáis mi hamburgueseblog.