PEZUÑA DE CAMELLO
Tengo que confesar que me gustan los documentales de animales. Lo cierto es que me encantan los “bichos” por lo que es normal que disfrute con los reportajes que hablan sobre ellos. Siempre los he encontrado interesantes, y aprendo muchas cosas que después transmito a mis amigos y familiares cuando la ocasión lo permite. Nunca o casi nunca me he topado con alguien que tenga el mismo gusto que yo por la fauna televisada. Es más, me tienen por una persona extravagante por ello. Pero últimamente mi mundo se está desmoronando, he perdido la fe en ellos, o casi. Os explico.
Todo viene a raíz de una teoría que me transmitió mi hermano. Me dijo que, desde su punto de vista, los documentales de animales fueron concebidos para que la gente se quedará dormida delante del televisor y así dejar el canal puesto un buen rato. Al principio me reí y no le dí más importancia, pero después, en conversaciones con otra gente, me dí cuenta de que muchos hacían alusión a que las mejores siestas se las pegaban viendo los citados documentales.
Yo no me lo puedo creer, no entiendo como alguien puede quedarse dormido viendo como una serpiente se acerca sigilosa, con lentos movimientos zigzagueantes a un diminuto ratón que, ignorante, se dedica a buscar algo de comer en la cerrada noche del bosque. Pero en fin, cada cual es como es (yo me duermo sólo de escuchar los títulos de las películas de la Coixet, imagínate si las viera) pero lo que no entiendo es que, en cambio, esa gente se traga documentales como el del imbécil ese que se tiró no se cuanto tiempo comiendo comida del McDonals. Será jeta, que se pase un mes comiendo en el bar de la esquina, a ver que le ocurre, o en el Bulli; pues lo mismo, todo alterado.
Pero hablemos de cosas serias. Quiero aprovechar este espacio que blogger tiene la amabilidad de cederme para proponeros una encuesta cuyo resultado puede cambiar el devenir de los documentales de animales.
Gracias por tu dejar tu opinión.