Me van a perdonar pero no voy a hacer un estudio detallado sobre las más importantes leyendas urbanas que corren por la red. No, si quieren eso sólo tienen que poner el el google
“Leyendas urbanas” y le saldrán 590000 páginas, y seguro que en la mayoría de ellas obtienen más y mejor información que la que podría aportar yo. No se piensen que esto es falsa modestia, ni mucho menos, pero es un tema que nunca me ha apasionado, por lo que no puedo conocer más leyendas que las que cualquier persona normal conoce: La del PetaZeta y la Cocacola, la del Baileys y el champán o cava, las cincuenta mil que hay en torno al loco que se escapa del manicomio, etc, etc, etc.
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El ser humano es ingenuo por naturaleza... Bueno, los hay que no creen ni a su padre, pero es que estos se han llevado más palos que un perro, por lo que no cuentan. Las personas generalmente queremos creer, sino como se explica que haya más aficionados a dios que al fútbol, por lo que cuando nos cuentan algo, aunque pensemos que es inverosímil e increíble, nos lo tragamos. Pero esto no es lo peor, lo peor, lo que hace que las leyendas urbanas cojan fuerza y más fuerza a medida que pasa el tiempo y corren de oreja a oreja; es que acabamos contando la historia como si nos hubiera ocurrido a nosotros o a alguien muy cercano, llegando a decir que nosotros lo hemos visto con nuestros propios ojos. De hecho yo he escuchado (sí, no me lo han contado, lo he escuchado directamente) a tres personas diferentes, que nada tienen en común, contar que cuando eran jóvenes, vieron como una serpiente hipnotizaba a una señora que daba de mamar, y tras apartar al niño poniéndole previamente la cola en la boca para que no llorara, comenzaba a mamar de la teta de la mujer.
Todos sabemos que esto no ha ocurrido nunca, entonces, ¿por qué es contado cómo si sí? ¿Acaso somos mentirosos? No lo creo, es como cuando alguien dice recordar algo de cuando tenía cinco años. Mi teoría es que recuerda un momento en el que recordaba cuando tenía cinco años. Al pasar el tiempo, lo único que queda es ese recuerdo de cuando recordaba, por lo que no recuerda el recuerdo real.
Creo que me he liado un poco, pero lo que quiero decir es que las ganas de creerlo junto a la deformación que crea tu mente con el paso del tiempo de ese recuerdo, acabes pensado que realmente lo viste.
Recuerdo la primera vez que escuché la leyenda de Ricky Martin, la niña y el perro. La verdad es que al principio no te lo crees, pero cuando oyes a tres personas diciendo que ellos mismos estaban viendo el programa hasta que cortaron no te queda más remedio que creértelo. Como la historia de La Oreja de Van Gogh y su apoyo a ETA en el programa de Pedro Ruiz, o las innumerables que han salido en torno al Gran Hermano, como que tal tío se la sacaba en directo o que los técnicos de televisión veían como los concursantes se autosatisfacían en el lavabo.
Había un periódico hace tiempo, creo que se llamaba Noticias del mundo o algo así. En él salía el niño vampiro, que si una cabra con tres cabezas, unos extraterrestres que aterrizan en la plaza roja de Moscú... Ahora con internet esas noticas se han multiplicado, por lo que los aficionados a tragarse todo éste tipo de bulos irán bien servidos.
11-S.Una cámara de fotos escapade las llamas."Oh, mierda!, un avión me ha jodido el plano"Ahora os invito a que pongaís una leyenda urbana que os hayais tragado. A mí me contaron una historia que en principio me creí, y no he encontrado nada en internet que lo corroboré o lo desmienta. Me dijeron que cuando alguien tiene la
solitaria tiene que estar dos o tres días sin comer. Después, tiene que preparar un buen caldo, de tal manera que se tiene que amorrar a él con la boca abierta y así, la culebra acaba saliendo sola zambulléndose en el líquido manjar.